Fue el segundo día que bajábamos al río, donde la cascada que todos conocen como el salto de la novia se precipita sobre las piedras; ese día tuvimos que bajar la prolongada cuesta a pie; pues era viernes y los fines de semana dan conciertos junto al río y no permiten que los vehículos particulares bajen por el estrecho camino.
Mi hija pregunto junto a la cascada que esta a medio camino, porque llamaban el salto de la novia a aquel lugar, y tuvimos que responderle que no lo sabíamos con certeza, aunque la estatua que se encuentra en el pueblo sugería una historia de amor. Y cual no fue nuestra sorpresa, cuando una voz comenzó a explicar la antigua leyenda. Un hombre muy viejo y arrugado que permanecía sentado junto a la cascada y en el que hasta ese momento no habíamos reparado, le decía a la niña:
Hace muchos, muchos años, antes de los Godos, incluso antes de los Romanos, vivían por estos parajes un pueblo primitivo, donde las mujeres que querían casarse debían pasar por una prueba, que consistía en saltar sobre la corriente del río, abajo donde dos grandes rocas sobresalen estrechando la corriente, junto al chorro mas alto, al que la gente hoy llama el salto de la novia. Si la mujer conseguía pasar de una roca a otra sin caer, los primitivos creían que el matrimonio seria feliz, fiel, y fértil, aportando grandeza a su pueblo, pero si la mujer fallaba en el salto, todos la repudiaban y los compromisos se partían teniendo en muchos casos que marcharse ellos y sus familias de la comarca. Por eso todas las mujeres temían el momento al que tarde o temprano tenían que enfrentarse.
Un año en que las lluvias habían sido abundantes, el río estaba muy crecido, y las aguas bajaban bravas, incluso arrastrando ramas arrancadas a los árboles de las orillas, y hacían rodar piedras que producían un estruendo pavoroso, incluso toda la pared por donde hoy cae la cascada principal se había convertido en un enorme salto de agua. Dos jóvenes que desde hacia años se amaban bajaron al río junto con todos los del pueblo para que la novia pasara la prueba como mandaban los ancianos. Ella miraba con espanto las aguas arremolinadas, mientras a su lado el novio la animaba con palabras de amor. Y sucedió que al saltar, una rama se alzo de la corriente provocando la caída de ella al río, que la arrastro enfurecido hacia su segura perdición, pues no muy lejos en la poza mas profunda la corriente producía un enorme remolino del que con seguridad no podría librarse, el novio viendo a su amada en tan terrible peligro se lanzo tras ella para salvarla, pero por mas esfuerzos que hacia no conseguía llegar a ella.
Mas tarde los familiares y gentes del pueblo que buscaban a lo largo del río sus cuerpos, los encontraron flotando fuertemente abrazados en la muerte, a la orilla de un prado cuajado de esas flores azules que algunos llaman no me olvides.
Desde entonces ninguna novia mas tuvo que pasar la prueba del salto, y desde entonces este paraje se conoce como el salto de la novia, que no la cascada, que en otros tiempos tuvo nombres no tan gratos, pero eso son otras historias.
Por un momento la voz de aquel hombre nos había transportado a otro mundo y otro tiempo, pero tras darle las gracias continuamos la bajada, y al mirar atrás la pequeña figura del hombre que subía por unos escalones junto a la cascada donde nos contó la historia pareció difuminarse y mezclarse con el verde del follaje y el musgo, desapareciendo de nuestra vista.
Ó eso nos pareció a nosotros, y es que este es realmente un lugar mágico.